Malos hábitos que dañan el vehículo – Parte 2
Como ya comentamos anteriormente, una mala conducción acompañada de unos malos hábitos pueden acortar exageradamente la vida de nuestro vehículo, os recordamos, que antes de realizar trayectos largos, así como a la mínima señal de desperfecto o deterioro, lo mejor es acudir a tu profesional de confianza, desde el taller mecánico siempre te aconsejaran y ayudaran a mejorar la estabilidad y seguridad de tu vehículo, como ya sabéis podéis encontrar vuestro taller mecánico más cercano en http://buscadordetalleres.com/
– Si os perdisteis la primera entrega de «Malos hábitos que dañan el vehículo» podéis encontrarla aquí –
Como ya dijimos el primer paso para corregir los malos hábitos es conocerlos. Continuamos con los más frecuentes:
–Revoluciones del motor:
Conducir con el motor a altas revoluciones aumenta el consumo de combustible, reduce la vida útil del motor, y fatiga en exceso el sistema de transmisión y embrague.
Por el contrario, tampoco es recomendable circular a un régimen de motor excesivamente bajo, por ejemplo, subir un puerto de montaña en quinta a menos de 2.000 r.p.m. En estas condiciones puede aparecer el fenómeno denominado “picado” que puede ocasionar daños en el cigüeñal, bielas y casquillos de bielas y bancada.
Se aconseja conducir en el margen de revoluciones donde el motor entrega su máximo par, que normalmente, suele ser entre 2.000 y 3.000r.p.m.
-Aparcamientos:
Llega el momento de aparcar. Hay que evitar buscar el tope de las ruedas contra el bordillo durante las maniobras, está práctica daña a los neumáticos, deforma las llantas y desalinea la dirección, que traducido significa que el volante va a temblar a partir de cierta velocidad y los neumáticos se desgastarán asimétricamente.
–Sistema de frenos:
No hay que abusar de los frenos. Hay que analizar constantemente las condiciones de circulación e intentar aprovechar al máximo el freno motor. Si nos anticipamos a la frenada y levantamos antes el pié del acelerador, ahorramos combustible y frenos.
Sin embargo, en el momento de la frenada, es aconsejable una frenada fuerte y breve a una frenada larga y suave pues el sistema de frenos no se calienta tanto y se alarga su vida (siempre buscaremos un término que no afecte a la comodidad de los pasajeros).
–Cuidado exterior:
Referente al exterior del vehículo, sin unos buenos cuidados la pintura quedará mate debido a los contaminantes e impurezas que contiene el aire. Se recomienda lavar el coche a menudo, el polvo decolora y ralla la pintura.
Hay que evitar lavarlo a mano (cubo y esponja), la poca agua utilizada junto con el lavado manual (esponja) se mezclan con el polvo creando una pasta abrasiva que deja una gran cantidad de pequeñas ralladas a la vez que disminuye la capa de pintura.
En caso de circular por carreteras donde se tira habitualmente sal (ya sea por las nevadas o bien por qué la formación de hielo es habitual) es necesario lavar el vehículo más a menudo. Es importante lavar las partes que no se ven, como por ejemplo los bajos del vehículo, ya que es la parte más afectada por la sal. En caso de tener un 4×4, prestad atención en las zonas que acumulan más barro (pasos de rueda) ya que el barro es un elemento con gran poder de oxidación.
Las carreteras en obras requieren una circulación más atenta. Se aconseja mantener una distancia más amplia referente al coche delantero para evitar el salpicado de piedras y poder esquivar los posibles agujeros. Si la carretera se está asfaltando durante nuestro paso, prestad atención en las posibles manchas de alquitrán ya que si no se eliminan de inmediato, nos resultará muy difícil.
No es recomendable lavar el motor, pues la parte eléctrica, encendido, unidades de control… requieren una atención especial. Merece la pena encomendar esta tarea a los profesionales.
Intentad dejar lo menos posible el coche expuesto al sol. Los cambios de temperatura producen contracciones y dilataciones que a la larga originarán rajas y desajustes en el salpicadero, tapicería… A su vez, el sol decolora la pintura.
